TEMPORADA TRES. KM 14
¡Qué presión!
¡Un nuevo relato en Latitudes Podcast! Nos sumergimos en un relato sin filtros y reflexionamos sobre una de las grandes utopías de nuestra historia más reciente: vivir en un mundo siempre en conexión. Navegamos por el tiempo para entender los ideales sobre los que fue creado el internet, indagamos en el riesgo de convertirnos en una sociedad con memoria de pez, cuestionamos el poder de las imágenes, y ponemos sobre la mesa la presión que supone tener que estar dentro de la red para no quedarnos fuera.
Las preguntas con las que arrancamos el relato son: ¿Usamos la red o la red nos usa? ¿Sirve para conectarnos o para atraparnos? ¿Promueve la colaboración o estimula a la competencia? ¿Despierta envidia o construye la admiración?
¡Te dejamos contenido complementario para que puedas construir una opinión propia y tener mayores argumentos para exponer tu punto de vista! Te invitamos a que no te quedes en la superficie, a que alimentes ese fondo, esa mirada profunda, ese espíritu crítico.
1º Parada: Bienvenidos a Silicon Valley.
El primer encuentro nos lleva a un lugar referente para los seguidores de la tecnología y la innovación. Casualmente es el lugar que concentró (a finales de los sesenta), a un gran número de jóvenes que tenían por ideal vivir en una sociedad con igualdad de oportunidades. ¡Los sueños aparecen siempre como motor de cambio!
Sitúate conmigo, estamos en la ciudad que fue la meca del movimiento hippie, y donde en la década de los ochenta nació otras de las grandes utopías de nuestra historia más reciente: un mundo siempre conectado.
Estamos en San Francisco, California, particularmente en la zona de Sillicon Valley. ¿Puede ser que aquellas protestas hippies hayan tenido alguna influencia en el pensamiento de las generaciones más jóvenes? ¿Puede ser que resulte ideal para la innovación crecer en entornos en donde se promuevan las preguntas, en las que se cultive el espíritu por correr riesgos, en los que sea norma el apoyar los más locos deseos?
Yo creo que sí, y hay quienes también lo creen. En su libro bestseller, “Empieza por el por qué”, el estadounidense Simon Sinek, nos dice:
En 1965… El norte de california era un foco de sentir antigubernamental y contestatario; las imágenes de los enfrentamientos y los disturbios en Berkeley y Oakland dieron la vuelta al mundo y avivaron movimientos solidarios a lo largo y ancho de Estados Unidos y Europa. Pero no sería hasta 1976, casi tres años del fin de la intervención militar estadounidense en el conflicto de Vietnam, cuando se desató una revolución diferente.
Sus impulsores pretendían provocar un impacto, un gran efecto, incluso desafiar la manera en la que la gente entendía el funcionamiento del mundo. Pero estos jóvenes revolucionarios no lanzaban piedras ni se levantaron en armas contra un régimen autoritario. En vez de eso, decidieron derrotar al sistema en su propio terreno.
Como podrás imaginarte, ese “propio terreno” es el del mundo de la tecnología, los ordenadores, el internet. No siempre hay que valerse de pancartas para protestar contra el orden del mundo.

Libro: Empieza por el por qué. Autor: Simon Sinek. Fotografía tomada desde Internet.
Y es que desde Silicon Valley, muchos han desafiado el orden de lo establecido en pos de alcanzar la utopía de acercarnos o de ofrecernos autonomía. Una de estas personas fue Jhon Perry Barlow, uno de los profetas de la ideología libertaria y uno de los fundadores de la red digital. Pues este hombre, ¡que era todo un personaje y que vivió múltiples identidades en sus setenta años de vida, publicó en 1996 “la Declaración de Independencia del Ciberespacio”. ¿Cómo lo ves? ¡Habemus declaración!
Como todo buen rebelde, Jhon Perry Barlow no fue muy querido por la autoridad. Esta declaración, decía entre otras cosas que el ciberespacio es…
“Un mundo que está en todas partes y en ninguna, sin territorio, ni realidad física, cuyo principio único debe ser la libertad de acceso y de expresión sin trabas… un producto natural, que crece gracias a la acción colectiva. El ciberespacio está hecho de transacciones, relaciones, el pensamiento mismo, formando como una onda estacionaria en la red de nuestras comunicaciones. Creemos que nuestro orden nacerá de la ética, de la defensa ilustrada de los intereses propios y de los intereses comunes (…) Os aterrorizan vuestros propios hijos porque han nacido en un mundo en el que siempre seréis inmigrantes (…) vuestras industrias están cada vez más obsoletas y se intentan perpetuar promulgando leyes (…) que declaran que las ideas son como cualquier producto industrial, no más nobles que el hierro fundido. En nuestro mundo, lo que crea el espíritu humano puede reproducirse y distribuirse hasta el infinito a coste cero. La transmisión mundial del pensamiento ya no necesita vuestras fábricas. Crearemos una civilización del espíritu en el ciberespacio. Ojalá sea más humana y más justa que el mundo nacido de vuestros gobiernos”.
¿Qué te parece? ¿Crees que veinticinco años después de aquella declaración, el ciberespacio ha conseguido que el mundo sea más humano y más justo? ¿O pasó lo que suele pasar con la mayoría de las utopías? ¿Qué se perdió en el camino? ¿Aparecieron los intereses económicos? ¿Se repitió en la historia el oportunismo por las vulnerabilidades humanas?
2º Parada: Visitemos a una perfecta rebelión de peces.
¡Se nos ocurrió visitar a la famosa dirección que los estudios Pixar popularizó con la animación “Buscando a Nemo! La inspiración nos vino gracias al libro del periodista Bruno Patino. Una advertencia para prestar atención a lo que sucede fuera de las pantallas digitales. Nos resultó una metáfora con la que la mayoría nos podemos identificar y también una buena forma de pensar en aquella rebelión de peces anhelando su libertad, como una analogía de lo que puede sucedernos en un futuro no tan lejano.
El siguiente es uno de los fragmentos más interesantes que tomamos de su libro y que también mencionamos en el podcast:
El tiempo de atención, la capacidad de concentración de esta generación… es de 9 segundos. A partir de ese momento, nuestro cerebro se desengancha. Necesita un nuevo estímulo, una nueva señal, una nueva alerta, otra recomendación. A partir del número diez. Es decir, apenas un segundo más que el pez.
Nuestros sueños digitales se estrellan contra esta duración ridícula. Somos como peces, encerrados en la pecera de las pantallas, sometidos al ritmo de notificaciones y mensajes. Nuestra mente da vueltas en redondo, de tuits a vídeos de youtube, de snaps a correos, de lives a push. Como peces creemos que vamos a descubrir un universo a cada instante, sin darnos cuenta de la repetición infernal en la que nos encierran las pantallas digitales a las que entregamos nuestro tesoro más preciado: nuestro tiempo.

Libro: Empieza por el por qué. Autor: Simon Sinek. Fotografía tomada desde Internet.
Otra de las fuentes de inspiración para entender el reto al que nos enfrentamos en cuánto al trato de nuestros datos, fue esta charla de Ted de la periodista británica Carole Cadwalladr y el documental El Gran Hackeo (2010), actualmente disponible en Netflix.
Ambos trabajos suman para que reflexionemos sobre el uso que le damos a los contenidos con los encontramos en redes sociales, y en entender que detrás de cada interacción con la pantalla, hay un nuevo algoritmo que aprende a leer nuestro comportamiento. ¿Qué pasa cuando nuestros datos son utilizados con el fin de generar manipulación? ¿Cómo puede identificarse o rastrearse un fraude cuando lo que cada persona ve es completamente distinto a lo de las demás?
Me gusta insistir en que la tecnología está a nuestro alcance para extender nuestras capacidades humanas, que es positiva siempre que se trate con responsabilidad. Los excesos no son positivos, nunca lo han sido. Mientras mayor curiosidad tengamos para entender aquello que nos amenaza, tendremos un mayor criterio para decidir aquello que contribuya a la identidad del ser humano individual y colectivo.
Charla Ted: Facebook’s role in Brexit- and the threat to democracy | Carole Cadwalladr. Autor: Ted. Fecha de publicación: 10 de junio de 2010.

Documental: El Gran Hackeo (2010). Dirección: Karim Amer y Jehane Noujaim. 2019.
¿Qué opinas de todo lo que te hemos contado? ¿Tiene sentido? ¿Te ha pasado que estás haciendo algo y de pronto te brinca un pensamiento del tipo: “Ay, voy a escribirle a mamá para decirle lo que tenía pendiente”? Pero luego terminas yendo al móvil, y te encuentras con notificaciones de otras personas en whatsapp, likes o comentarios en redes sociales, y terminas haciendo todo, menos aquello que te llevo a meter los ojos a la pecera.
¡Cada día nos cuesta más trabajo mantener la atención! A veces me pregunto si quizá en tiempos de pandemia no nos hubiera ido mejor sin el móvil, sin el celular.
Piensa en el feed o la página principal de tu facebook o instagram, actualizándose a cada segundo, personalizando el contenido a través de códigos desarrollados para mantener tu atención, algoritmos creados en base a la información que vas dejando con cada aparentemente insignificante interacción que tienes con tus dispositivos.
Otro ejemplo: realmente me considero afortunada si llegaste a los minutos finales del podcast. Según datos presentados en este mencionado libro, a una persona le toma 11 segundos cambiarse al siguiente podcast. ¡11 segundos en Spotify! Así que de verdad, si hemos conseguido que escuches el kilómetro completo, apreciamos que te hayas quedado.
Piensa en lo que está en juego, y no lo pienses para preocuparte, piénsalo para desafiarlo. ¿Queremos ser parte de una sociedad que no tenga capacidad de concentración? Que no pueda disfrutar de un concierto, o de una película en el cine, o de un buen rato de lectura, o un rato de verdadera presencia en la sobremesa.
Los gigantes tecnológicos como google, facebook, apple, están compitiendo por nuestra atención. ¿Lo ves? ¡Obsérvalo con una mirada crítica!
3º Parada: La generación de la riqueza.
Es enero de 2018. Diez años después de que me abriera mi cuenta en facebook. Estoy en modo avión, literal. ¡Y me encanta! Voy en un vuelo relativamente corto que no tiene “entretenimiento” a bordo, así que tomo la revista de la aerolínea para ver si hay algún artículo de interés sobre la ciudad en la que voy a correr 42 kilómetros.
Y entonces me encuentro con ella, con la fotógrafa estadounidense Lauren Greenfield. Una imagen llena de bling bling llama mi atención. ¿El titular? “La generación de la riqueza”.
Avanzo por las páginas de la revista para encontrarme con más fotos que muestran el lujo, haciendo despliegue de una realidad en la que todo es a lo grande, a lo caro, a lo material. Descubro, que Lauren Greenfield lleva veinticinco años documentando a una generación que parece recurrir a la imagen para definir un status, una personalidad, una popularidad, una aceptación social, una capa exterior.
Tras aquel vuelo decido guardar la revista porque pienso: “Algún día me valdrá para algo”. Así que recientemente, investigando, volví a las páginas de este artículo y descubrí que Lauren Greenfield también documentó su trabajo en un largometraje disponible en Amazon Prime y que lleva por nombre el mismo título: Generación Wealth (La generación de la riqueza). Entonces me pregunto, ¿qué estamos entendiendo por riqueza?
Viendo el documental, descubro los inicios del proyecto. Se datan en la década de los noventa, cuando justo explotaba el internet. Sin saber lo que estaba buscando, Lauren centró su atención en uno de los grupos más vulnerables de su más cercana realidad, los adolescentes de Beverly Hills, también en California.
No existían redes sociales, pero sí la presión por no quedarse fuera, por estar “dentro”. Volví a preguntarme, ¿dentro de qué? ¿Qué valores sostienen esos círculos a los que anhelamos pertenecer?
Sus fotografías la llevaron a preguntarse, ¿en qué momento se ha desvirtuado el sueño americano? ¿En qué momento pasamos de ser una cultura que valora el proceso, es decir trabajar duro y perseverar para alcanzar un sueño, a una cultura donde lo que se valora es qué tienes y cómo te ves? Como si el tener definiera quién eres y el lugar que ocupas en el mundo. ¿En qué momento nos llegó la prisa, la velocidad, el pase exprés, directo, y sin escalas, al ideal del éxito?
Con el boom del internet vino la globalización, y con la globalización, lo más extremo del capitalismo. El documental y el trabajo de Lauren es tremendo, su arma de protesta la cámara fotográfica, y su territorio, el arte. Es un ejercicio donde la valentía adquiere valor porque Lauren no teme a mostrar su vulnerabilidad, su posición neutral alejada de los juicios, ella también se expone y es capaz de reflejar con una crónica fotográfica lo peligroso que es quedarnos en la superficie.
Tanto en el libro fotográfico como en el documental, Lauren nos invita a pensar. En lo personal, hay imágenes que me dolieron. Su trabajo no solo se centra en la cultura norteamericana. Sus fotos acompañadas de entrevistas nos llevan a latitudes rusas, chinas, europeas, norteamericanas y latinas.
En algún punto se ha distorsionado la realidad y en el enfoque de los ojos está el desafío. ¿Cuál creo que es ese punto? El significado que le damos al valor. Volver a valorar lo esencial nos exige afinar la mirada para poder reconocer el fondo del asunto, ver el límite entre lo que es una historia manipulada, y una historia auténtica.
Dice el español Borja Vilaseca, que hoy día, “ser auténtico es un acto revolucionario”, ¡y no puedo estar más de acuerdo! Esta pecera mundial en la que navegamos, me hace sentir optimista por considerarme humanista, porque vienen corrientes de cambio, una invitación para darle la vuelta al círculo.
Trailer: Documental “Generation Wealth” | Dirección: Lauren Greenfield | Disponible en Amazon.
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Cerramos estas reflexiones con una de nuestras frases favoritas del economista Herbert Simon quien en 1947 recibió el Premio Nobel de Economía en esta disciplina.
“Una riqueza de información crea pobreza de atención. En una época de aceleración, nada puede ser más emocionante que ir lento. En una época de distracción, nada es más lujoso que prestar atención. Y en una época de constante movimiento, NADA es más URGENTE, como sentarse y quedarse quieto”.
#SomosLatitudes un proyecto que genera contenido de valor para promover a las humanidades para la construcción de una sociedad más humana. Por eso recurrimos a los libros, a la fotografía, al cine. Son medios que nos ayudan a ignorar menos, a comprender mejor. Si has escuchado el podcast y quisieras compartir tu acento con el resto de los escuchas, escríbenos a tere@somoslatitudes.com
Lanzamos el proyecto por temporadas y los miércoles son para buscar un momento Latitudes. ¡Gracias por seguir, apoyar y hacernos saber que estás del otro lado de la pantalla!