Foto de Stephanie Martin vía Unsplash
“Trescientos
Sesenta y cinco
Días”
Por Tere Góngora Basterra
Nos mandaron a casa
Hace trescientos sesenta y cinco días.
Nos dijeron que serían cuarenta noches
Terminaron siendo más de siete semanas.
Los animales se dieron un respiro
Nosotros sentimos el cautiverio.
Hace trescientos sesenta y cinco días
Nos clausuraron los abrazos.
Perdimos la certidumbre
Y nos volcamos a los móviles
Y a las llamadas de zoom
Y a los aplausos en los balcones.
Perdimos. A padres, madres y hermanxs,
Trabajos y posesiones.
Yo me perdí en notificaciones
Y en la falta de noticias “placenteras”.
Trescientas noches de insomnio
Sesenta instantes de pánico
Cinco motivos para seguir…
Cuerda, constante, perseverante.
Fue un viernes trece,
Diecisiete horas,
Números impares,
Presagio de un cambio.
Nadie podrá borrarme
Las ultimas trescientas
sesenta y cinco noches
con su días, horas y segundos.
Nadie podrá entender jamás
Los roces de locura
Ni el paciente amor
De aquellas ocho mil
Setecientas sesenta horas
de lucha por mantener el ánimo arriba.
Nadie podrá entender jamás
El túnel personal que cada uno
Ha atravesado en estos
Trescientos sesenta y cinco días.
Pero sí recordará quién estuvo,
Quién levantó, quién acompañó,
Quién amó, quién supo mirar
Más allá del propio panorama
Para encontrar en animar a otros
La tan esperada luz al final del túnel.
Trescientos sesenta y cinco días
Para volver al origen
Recuperar el hogar
Apreciar la respiración.
¿Volveremos a ser los mismos?
¿Cuánto tiempo quedará para el olvido?
A día de hoy, en esta hora y este segundo
El saldo es de dos millones
Seiscientos cincuenta y cinco mil
Doscientas treinta y seis personas.
¡Dos millones seiscientas
Cincuenta y cinco mil
Doscientas treinta y seis familias!
A esas familias quisiera decirles:
¡No me olvidare jamás de estos
Trescientos sesenta y cinco días!
Siento mucho su pérdida.
Que aquellxs que han alcanzado descanso
por el covid 19,
Vivan siempre en el recuerdo,
de aquellos que los amaron.
(A todos aquellos que aún no ven la luz al final del túnel, no están solos.
Saldrán. Sigan y pidan ayuda. Alguien estará ahí para tenderles una mano).
