Entrevistas

An1versario Latitudes: Filosofemos

By 1 de septiembre de 2021No Comments

EDICIÓN ANIVERSARIO.

Primer deseo de cumpleaños: Filosofemos.

Ya que celebramos el cumpleaños de Latitudes con una edición especial, propongo una conversación con dos jóvenes filósofos que están emprendiendo proyectos que me resultan tan interesantes como necesarios. Ella se llama Carmen López y él se llama Luis Basterra. Son divertidos e inteligentes y han invertido tiempo, dinero y esfuerzo en cultivar tanto su espíritu como su intelecto. 

¡Hola Carmen, Hola Luis!

Carmen: Hola Teruchi.

Luis: Hola Teruchi. 

Tere: Oigan pues, muchas gracias por entrar a este juego de complicidad conmigo, quiero que tengamos una conversación. La primera pregunta que me gustaría hacerles se inspiró en una anécdota que me pasó hace unos meses estando con unos amigos cuando me preguntaban sobre mi entorno en México. Yo les hablaba de que tengo un tío que es piloto, que con mi abuelo jugaba a declamar poemas, que tengo un primo filósofo… Y una de estas personas me preguntó (con cierto tono de ironía), que para qué sirve la filosofía. Entonces, mi primera pregunta -y si quieres empezamos por ti Luis-, sería, ¿para qué sirve la filosofía?

Luis: No es una pregunta fácil de responder para mí. En mi costumbre de dar clase, tanto a estudiantes de preparatoria como de universidad, a mí me gusta remarcar una frase que dice Aristóteles, que “la filosofía es la ciencia que estudia las primeras causas y los primeros principios”. Esa frase la dice Aristóteles en “La metafísica”. Cuando estaba en la universidad esa frase la dijo uno de mis maestros. Con el paso del tiempo me doy cuenta que siempre estoy en búsqueda del origen. A mí me gusta conocer el mundo desde sus orígenes. Y a partir del origen ir construyendo el conocimiento para entender cómo son las cosas. Creo que esa es una de las inquietudes de la filosofía, ir al origen de las cosas y a partir de ahí poder entender porque si no, sería para mí como un conocimiento imparcial. La filosofía está buscando un conocimiento, decimos a veces, totalizador o absoluto. Por esto también me gusta la mitología, porque yo pongo a la mitología como ese origen de las culturas y así es cómo yo me explico el mundo. La filosofía sirve para eso, para poder explicarnos nuestra propia existencia, por qué las cosas son cómo son. Yo a veces les digo a mis alumnos que parece que en la escuela nos dan McTríos existenciales. Nos dicen: “Así son las cosas, existe la moneda tal, tú tienes que hablar español, tienes que cumplir con estas normas, sacar 10 en la escuela”… y te dan las normas de cómo debes de funcionar, pero nunca te detienes a pensar por qué existe una moneda como transacción, por qué hablamos español. Hay personas que nos hacemos estas preguntas y ahí es cuando hacemos filosofía. 

Tere: Carmen, ¿podrías decir con esta respuesta de Luis que la filosofía nos sirve para vivir?

Carmen: Yo diría que más que para vivir -porque para vivir necesitas tu propia vida y ya-, yo te diría que la filosofía nos sirve para cuestionar lo que vivimos, lo que pensamos, lo que decidimos. Para mí la elección de ser filósofa fue porque nunca superé esa etapa de 3 o 4 años cuando estás de preguntón, “por qué esto”, “por qué aquello”, y justo hay preguntas que no te puede responder nadie más, las tienes que responder tú. La filosofía es un proceso que más que dar respuestas, te da preguntas. Por eso para muchos no es tan bonito esto de filosofar, porque lo que te va a hacer es cuestionarte.

Tere: Y cuestionarte incómoda.

Carmen: Claro, siempre.

Tere: Y el ser humano, ustedes lo saben mejor yo, suele buscar la comodidad, ¿no?

Carmen: Sí, además, a diferencia de la psicoterapia que te cuestiona sobre tu propia forma de vida y tu psique, con la filosofía te cuestionas la de todo, la naturaleza, el cosmos, la sociedad. Son como un montón de cosas a las que les andas buscando preguntas.

Fotografía de Tingey Injury Law Firm vía Unsplash para Latitudes

Fotografía de Tingey Injury Law Firm vía Unsplash.

Tere: Y hablando un poco del cosmos… A mí me gusta pensar que todas las grandes historias nacen de un lugar del mundo. Ya saben cuánto me gustan las coordenadas. A ver si adivinan de qué sitio es la coordenada Norte 19 , Oeste 99.

Carmen: Mérida.

Luis: ¡Ni idea!

Tere: Es la coordenada de la universidad panamericana. ¿Qué historia empezó a surgir en esa universidad? 

Carmen: Pues un montón de cosas. Los dos llegamos a esa universidad de manera muy distinta. Yo tenía otras opciones, y a mí lo que me llamó fue que dentro de su tira de materias estaba el griego y el latín, y yo estaba muy obsesionada con esas lenguas. Luis llegó tiempo después. Como que, sin pensarlo demasiado, cuando nos conocimos los dos vivíamos cerca de la universidad, fue una complicidad: comemos juntos, nos vamos juntos a la universidad. 

Luis: En mi caso, recuerdo que estaba estudiando la licenciatura de filosofía en la universidad veracruzana. En ese momento, la violencia que todavía azota a México, empezó a crecer en el estado de Veracruz, en la ciudad de Xalapa. No me sentí cómodo y volví a la ciudad de México. Busqué una universidad que me pudiera revalidar las materias que ya llevaba realizadas. En esa búsqueda encontré a la universidad panamericana y así es cómo llegué porque me las podían revalidar. Ya que estaba ahí, me di cuenta de que los grupos no eran muy grandes en cuanto a alumnado, eran grupos pequeños en comparación con otras carreras y se sentía un ambiente muy cordial, los coordinadores sabían tu nombre. Además, la calidad de las clases me gustó mucho. Eran profesores y profesoras muy inquisitivos, especializados y especializados en las materias. Conforme fue pasando el tiempo me cautivó la carrera. Y bueno, conocí a Carmen entre los pasillos, íbamos caminando, y sí, como dice ella, fue creciendo la relación…

Carmen: ¡Y aquí estamos doce años después!

Tere: Cómplices de viaje nunca mejor dicho, ¿no? 

Y Luis, ahora que me dices esto del ambiente íntimo, los grupos reducidos, pienso en las minorías y también pienso un poco en esta idea del núcleo, del núcleo familiar y ustedes doce años después, son familia.

Una de las cosas que a mí me gustaría cambiar, es la parte de los papás, cuando llega un hijo o hija y les dice: “Oye papá quiero ser filósofo”, “Oye mamá quiero ser filósofa”. Me gustaría saber cómo reaccionaron sus familias cuando les dijeron que querían optar por la filosofía como profesión.

Carmen: Creo que mi familia es totalmente pragmática. Yo soy la sexta hija de una familia muy muy grande, todos mis hermanos son varones y justo son muy pragmáticos, no son muy lectores. Yo era como el bicho raro ahí, una mujer en un grupo de hombres, una mujer que lee y una mujer que se despertó con la idea de “yo quiero estudiar filosofía”. Sí fue un poco retador porque yo no sabía bien bien que era la filosofía, sólo sabía que me podía abrir la puertas a otras formas de pensar, porque mis inquietudes eran muchas. A mí me gustaba la literatura, la historia, la poesía… y la filosofía iba a permitirme acercarme a todos esos gustos. 

Además, yo había hecho un examen para estudiar odontología, me habían aceptado en la universidad, y cuando estaba en la fila para entregar los papeles y ser dentista, me arrepentí y dije: “¿Qué estoy haciendo aquí? Esto no me gusta. ¡No lo quiero!”. 

Cuando regresé con mis papás para decirles, “no no voy a estudiar odontología, quiero estudiar filosofía”, fue un poco difícil porque yo tampoco sabía bien qué era la filosofía, para qué servía y qué iba a hacer después.…. Se me ocurrió decirles, “no me importa si tengo que vivir abajo de un puente, voy a vivir abajo de un puente pero voy a ser feliz”. Y ya, la verdad mis papás, nunca me pusieron un pero, siempre fueron muy abiertos para decir, “lo que tú quieras, lo que tu decidas, nosotros te vamos a apoyar”. 

Luis: En mi caso, a mi me inspiran dos acontecimientos familiares. Uno es que por ahí de los noventa mi mamá abre un negocio antes de que existiera amazon, un negocio de libros. Recibíamos libros de otros países, de Estados Unidos, de Europa, de América Latina, y mi mamá se encargaba de distribuir esos libros a varias universidades de la ciudad de México. Con ese negocio la casa se empieza a llenar de libros y yo comienzo a ver títulos muy muy atractivos de libros de filosofía. De hecho mi tesis de licenciatura la hago sobre uno de esos libros que siempre me llamó la atención, “La filosofía de las formas simbólicas”. Cuando pasaba por los pasillos de la casa, veía ese título y quería entenderlo. Sobre ese libro hice mi tesis de licenciatura y la verdad es que me sigue cautivando este filósofo que se llama Cassirer. El segundo acontecimiento fue que mi padre, que siendo piloto aviador, en algún momento decide estudiar filosofía, un diplomado en la universidad iberoamericana. Así que ahí conoció a otros filósofos que de repente iban a comera casa el fin de semana, y empiezo a crecer en ese ambiente en el que yo también me empiezo a hacer preguntas muy existenciales, y veo que la filosofía es la disciplina que se hacía esas preguntas que para mí eran muy importantes y que en la escuela nadie se hacía. 

Cuando yo estaba en la preparatoria pensaba, estas son las preguntas que todos nos deberíamos estar haciendo y no la vemos en la escuela, ¿por qué? Me di cuenta de que Sócrates, Platón, Aristóteles (en ese momento los griegos), eran quienes se planteaban las preguntas que hacían que la vida valiera la pena. ¡Así es como yo llego a la la filosofía! Cuando les dije a mis papás, me dijeron “adelante”, ambos me apoyaron y la verdad no tuve problemas para decirles eso.

Tere: La pregunta la hice porque como he dicho, hay ciertas cosas que me gustaría cambiar, así que coincido con ustedes en esta idea de que deberíamos de hacernos otro tipo de preguntas desde un poco más temprano y no siempre ir, como esta metáfora que haces de que nos configuren como un McTrío. En este sentido las familias son super importantes, así que si hay por ahí algún padre de familia que tiene un hijo que le dice que quiere hacer alguna carrera humanística, para su tranquilidad mental y espiritual, ni Carmen ni Luis viven debajo de un puente, les ha ido bien en la vida, son profesores, han influenciado a muchos jóvenes, estoy segura, y también han inspirado. Así que ojalá tengamos a más mamás y papás que apoyan este tipo de profesiones… 

Hace mucho tiempo, yo también en la universidad hice un curso de “El Quijote”. Me llamó la atención que esa profesora que era increíble, que se llamaba “Cuqui”, era una Doctora cubana, cuando nos contaba de “El Quijote” nos decía que tenía a dos amigos, que eran como sus grandes amigos conversadores: El Barbero y el Dentista*. Nos contó que en aquella época ambos eran vistos como personas con cierta sabiduría, personas cultas. Mucho más adelante en la Historia vinieron los sacerdotes que nos ayudaban a obtener respuestas. Y luego más tarde vino el psicoanálisis, y años después vino una pandemia que nos ha despertado miedos y  a mí me gusta pensar, y esa es la siguiente pregunta, si a lo mejor creen que es turno de los filósofos para que nos ayuden a encontrar respuestas después de la pandemia. 

Carmen: Sí, en definitiva. Creo que siempre ha sido el turno de los filósofos, creo que la filosofía ha estado presente todo el tiempo aunque no siempre nos lo dicen, la filosofía sirvió mucho para configurar el mundo como lo vivimos hoy. Sin embargo la pandemia vino a remarcar la importancia que tiene la filosofía en el día a día. Para mí sigue siendo muy interesante ver todo lo que la pandemia pudo sacar en nosotros. Los cuestionamientos que nos empezamos a hacer no solo como filósofos sino como personas del día a día, en la cotidianidad. Efectivamente no solo con la pandemia sino desde antes, ya se le estaba dando un lugar más activo a la filosofía por el ritmo que estamos llevando en la configuración del mundo, por los avances en la tecnología, en la medicina… pues están surgiendo las preguntas que normalmente evadíamos: ¿A dónde vamos? ¿A dónde te quieres dirigir? ¿Qué quieres en la vida? ¿Cuál es tu objetivo como persona? ¿Qué tipo de persona quieres ser? 

Creo que esas preguntas que normalmente se las dejábamos a la filosofía como diciendo “Ah bueno ya, los filósofos, los poetas y los locos, que se pongan a pensar eso”… pero ahora todos se tienen que preguntar, qué quieres hacer de tu vida, hacia dónde quieres ir, cuáles son tus posibilidades. Creo que es una riqueza, al menos para mí como filósofa, que estas preguntas no se queden solo para nosotros, que ahora se esté incorporando dentro de las empresas y dentro de la discusión política, económica y social se esté incluyendo el punto de vista de los filósofos como algo imperativo, no como “somos una empresa humanista porque tenemos ahí en un rincón de la oficina a un filósofo dentro de recursos humanos”. No, no, no… Ahora los filósofos están tomando decisiones junto con los que toman decisiones, tienen que incluir un punto de vista filosófico. 

Tere: Como has dicho además, ¡se merecen estar ahí! Como las mujeres, nos merecemos estar en todas los lugares en donde se toman decisiones. 

Carmen: ¡Correcto!

Tere: ¿Luis? 

Luis: Yo ahora pienso en el tema de la pandemia como una cuestión biológica y muy propia de la naturaleza… Hay una rama de la filosofía llamada “filosofía de la ciencia”, lo que antes se llamaba “filosofía de la naturaleza”. Me gusta explicar las distintas interpretaciones que a lo largo de la historia se ha tenido del concepto de la naturaleza. 

Por ejemplo, los griegos hablaban de naturaleza, los aztecas también, hoy lo vemos como una cosmovisión. La palabra siempre ha estado ahí pero el concepto ha cambiado a lo largo de la historia. 

Me gusta ver cómo hay personas que la interpretan como una amenaza, como algo que tenemos que vencer, como si la naturaleza fuera una enemiga y la ciencia o la medicina quien va a confrontar a esa pandemia y la vamos a lograr vencer, como que hay una narrativa o un discurso de la lucha. 

Hay otros que la interpretan como “así es la vida, vamos a morir”, lo ven como una parte natural, como un proceso propio de la naturaleza, con la que no tenemos que luchar, que no tenemos que vencer. Eso hace la filosofía, darte distintas perspectivas. 

El cine, por ejemplo, nos educa mucho. Piensa en el tema de los zombies que hoy está en boga, esa es una interpretación de una pandemia, de que el mundo se va a acabar y va a haber pocos sobrevivientes y se volverán a formar las sociedades. En las películas cuando vemos zombies, pandemia, vacunas, ¡hay mucho de filosofía ahí! ¿Por qué nos gustan tanto estos escenarios distópicos? ¿Reducir a la sociedad? Los que hacen ese tipo de cine tienen mucho de filosofía. Nos dan perspectivas y eso es importantísimo para reflexionar sobre la pandemia. 

Tere: Bueno me gusta hacia dónde está yendo la conversación porque me doy cuenta de que no estoy tan mal en la manera en la que quise estructurarla pues el siguiente tema es justo la muerte. Esta pregunta va para ti Carmen…

En los últimos meses, todos hemos sentido que la muerte nos está rondando. De menor a mayor grado, en una u otra especie, todos hemos tenido la pérdida de alguna vida. ¿Cómo te ha ayudado a ti la filosofía para aceptar esa certeza vital que es la muerte?

Carmen: Pues mira, mi línea de investigación siempre ha estado muy cerca de lo que es la temporalidad o cómo vivimos nosotros el tiempo. Tener lo que los filósofos llaman “conciencia de muerte”, una conciencia de tu propia temporalidad, de que tu tiempo aquí es finito. Eso nos pone entre la espada y la pared, porque ¿qué vas a hacer con este poquito tiempo que tienes? 

Ahí es donde empiezas a tomar estas decisiones vitales, bueno a ver, ¿quiero ser ingeniero?, ¿quiero ser poeta?, ¿quiero ser músico?, porque tienes que hacer algo con tu finitud. Para mí esa es la pregunta que nos ha dejado siempre la filosofía, es como, “date cuenta de que estás caminando hacia la muerte, lo único seguro, lo único que podrías apostar es que te vas a morir”. 

Encima de eso (que esa es la parte del existencialismo), tienes que hacer algo con este tiempo finito, no puedes decidir no hacerlo, tienes que tomar decisiones sobre tu finitud. Para mí la filosofía ha servido mucho para entender cómo es que vamos haciendo una conciencia de nuestro tiempo, cómo inventamos artefactos para medir el tiempo, la productividad, para medir lo que hacemos en la vida, en un tiempo que no existe realmente dentro de la conciencia. 

Lo que existe en tu conciencia es que tienes que hacer algo con tu vida, pero no existen las horas, los minutos y el tic tac del reloj. Ese artefacto nos lo inventamos para poder medir algo que en realidad está muy difícil de medir, que además nos mete mucha presión como individuos, porque no sé quieres pensar, para los 18 tienes que tomar una decisión de qué carrera estudiar, para los 22 tienes una decisión de vida, a los veintitantos elegir si te casas o no te casas, si tienes o no tienes hijos… ¡Todo el tiempo estamos correteando el reloj cuando en realidad lo que nos corretea es nuestra propia existencia! La filosofía ya me tenía en estas preguntas y justo en el tiempo de la pandemia, el tiempo se hizo distinto para todos. Las cosas por las que normalmente corrías ya no tenías que correr, ni para llegar al autobús o el metro. Ya no te pedía esa premura. Lo que puso sobre la mesa la pandemia es la cercanía en la lejanía, el mantenerse cerca de la familia a través de la virtualidad porque no podíamos estar cerca de otra manera. Eso es algo que había venido estudiando todo este tiempo y ahora de repente, todo lo que he pensado en estos años, lo están pensando todos, y se lo tienen que pensar todos ¡porque sí!

Tere: Entonces, ¿conciencia de la muerte? Así se le llama, ¿no? Pues me ha encantado esto que has explicado en estos minutos. Creo que si a Luis le hiciéramos la pregunta de, ¿qué vas a hacer con tu vida?, y me voy a adelantar a una de las cosas que Luis está haciendo con su vida y la siguiente pregunta es para él, y tiene que ver con los mitos. 

Mucho de lo que sé de mitología o de la curiosidad que he sentido por ella, me ha venido por Luis. Luis eres especialista en mitos griegos y sientes una pasión por ellos, ¿cómo te han ayudado los mitos en la vida?

Luis: ¡Me han ayudado muchísimo! En primera, como te decía hace un momento, ese libro que a mí me cautivó en casa que se llamaba “La filosofía de las formas simbólicas”, con el me di cuenta de que los mitos son símbolos. La palabra símbolo viene del griego symbolum , de ahí viene “balón” o “bala” que significa “arrojar”. En la mitología, por ejemplo, tú tienes a un monstruo, tomemos a la Hidra a la que se enfrenta Hércules; los monstruos no están físicamente en el mundo, y también por eso en un mundo muy pragmático los mitos son desechados por la ciencia. Pero los monstruos a veces están con nosotros, son nuestros miedos, son símbolos. Cuando lees el mito “arrojas” un significado a esa hidra, te puedes sentir identificado o identificada con algún héroe o personaje y pensar, “esto es lo que a mí me está pasando”. 

Por ejemplo, cuando Ulises se enfrenta a los Cíclopes, a Polifemo (que es el nombre del cíclope), cuando hago la lectura, pienso, ¿Para mí quien es un cíclope? ¿Quién es este monstruo gigante de un solo ojo? ¿De dónde le viene a Homero pensar en un ser así? ¿Qué está habiendo en el mundo para poder pensar en un cíclope? ¡Porque eso no existe! ¿Cómo tuvo la imaginación para crear algo así? ¿Qué está sintiendo? Para mí, un cíclope es una persona que cuando está frente a un problema solo tiene una perspectiva, cuando no puedes ver más allá, no puedes girar y ver desde otra perspectiva a tu problema, por eso es que es un monstruo porque a veces los problemas los tenemos que ver desde otras perspectivas, pero a veces nos aferramos a una y eso se vuelve un monstruo, no admitir otras perspectivas. ¿Qué hace Ulises? Pues lo cega, le clava la lanza y así es cómo se acaba el problema. Bueno hay otras interpretaciones.

Otro ejemplo es Medusa que inmoviliza con la mirada. Y tú dices, a mi me miran y no me convierto en piedra, ¿y eso qué? Me ayudó para ver que hay personas cuando estás por ejemplo en una empresa, o en mi caso cuando doy clase, de repente sé que con la mirada se puede influir en las emociones de los estudiantes y se petrifican, digamos se inmovilizan, se sienten como afectados por la mirada. Así es cómo me ha ayudado, a ver los problemas simbólicamente y a ayudarles a otras personas a ver así sus problemas. En eso me han ayudado los mitos.

Tere: Oigan estoy muy contenta de cómo está fluyendo la conversación. Hablando de qué vamos a hacer con nuestras vidas, ustedes están haciendo una cosa preciosa que se llama “Paralaje”, antes de que hablemos de qué es paralaje (aunque ya lo has explicado un poco), me gustaría que me dijeran qué significa la palabra o la idea de paralaje.

Carmen: Nosotros tomamos la palabra de un método de medición de las estrellas, en realidad es un concepto que mezcla la astronomía con la trigonometría. Pues bueno, la trigonometría nos sirve para medir los ángulos de los triángulos y el paralaje lo que hace es trazar dos triángulos desde dos puntos de vista distintos en la tierra para medir la distancia a una estrella. Entonces, hay un observador desde un extremo de la tierra y otro observador desde el extremo opuesto, que miran hacia la misma estrella pero desde puntos distintos, eso nos permite saber con precisión cuál es la distancia a esa estrella. Nosotros tomamos ese mismo concepto para decir podemos ver la misma estrella desde distintas perspectivas, un mismo problema o tema desde distintas perspectivas. 

Si quieres te hablamos de qué se trata el proyecto…

Tere: Sí, sí, pero además con un punto que me encanta que lo habías sacado tú antes Carmen que es, que yo quise apuntarme pero no pude porque tengo una restricción de edad, ustedes están enfocándose a esos filósofos que fuimos todos, así como todos fuimos poetas, que son los niños y las niñas. 

Carmen: En realidad el proyecto está enfocado en tres líneas distintas. El taller de filosofía para niños es nuestro “producto estrella” por llamarle de algún modo. Realmente queremos invertir nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y nuestro conocimiento en enriquecer la infancia, en hacer infancias libres, sanas y pensantes, que hace mucha falta porque justo con la pandemia y la manera en la que se está configurando el mundo, nos está forzando a hacernos preguntas y a los niños también. Creo que no siempre los niños tienen estos espacios para poder hacerse esas preguntas tan difíciles. Nosotros quisimos enfocar nuestros esfuerzos en este taller de filosofía para niños desde una perspectiva más actual, porque hay un programa que surge de un canadiense de filosofía para niños, sin embargo, nosotros sentíamos que a ese programa le faltaba una actualización desde el mundo que estamos viviendo ahora. Que Luis te cuente un poco más sobre de qué se trata esto.

Luis: El taller es justo la narración de mitos, Carmen y yo elegimos temas, hemos elegido el tema de la muerte, el castigo, el mal, la felicidad, el conocimiento, el amor… a partir de ahí seleccionamos ciertos mitos, entonces ahí ayudamos el pensamiento crítico y al pensamiento creativo y a la inteligencia emocional de los niños y niñas, porque a través del mito, pues ellos no se dan cuenta tampoco de los símbolos que están ahí, pero cuando les preguntas, ¿qué representaría para ti el hilo de Ariadna en el laberinto del minotauro?, te sorprendes cuando responden que es una fuerza en la persona que está controlada como por la violencia, tú dices, “wow”.

Tere: Es lo que justo iba a decir porque estuve de oyente en la prueba piloto que hicieron y, además de que me sorprendí sobremanera de ver cómo los niños ya están súper habituados en levantar la mano en zoom, me sorprendían las preguntas, y me sorprende cómo los adultos a veces subestimamos a los niños, ¿no? Subrayo esto que has dicho Carmen de realmente trabajar por infancias libres, sanas y pensantes, creo que es un proyecto precioso. El otro día vi en su cuenta de instagram que es paralaje mx, que una niña llamada Elena preguntaba que por qué hay castigos que duran tanto tiempo como el de Promete que duró diez años.

Carmen: Sí. La verdad es que para mí los niños son como los auténticos filósofos. No piensan desde Aristóteles o Platón, piensan desde sí mismos. Son muy auténticos, tienen preguntas muy perspicaces, y lo que tú dices, los subestimamos todo el tiempo. De repente yo decía, los papás tienen que hablar con estos niños porque las cosas que están diciendo a mí me vuelan la cabeza. Yo me podría hacer una tesis doctoral de los comentarios que hace Elena o Gabo, que son puros niños menores de diez años.

Tere: ¡Hazlo! 

Carmen: Llegan muy genuinamente a verdades filosóficas que te mueven el tapete cañón, que lo podrías leer de Nietzsche, o de Camus, o de quien quieras, pero no, está en la mente de un niño o niña de ocho o diez años.

Luis: Eso también tiene que ver con Paralaje, porque cuando estamos dando el taller, no nos ponemos en una posición de “Ah, yo te voy a decir ahora qué significa tal mito, o qué significa tal monstruo mitológico”, si no que yo te narro el mito, yo tengo mi interpretación pero, ¿cuál es la tuya? No nos situamos en una postura en la que damos conocimiento, nos situamos en las mismos puntos, en una perspectiva horizontal del conocimiento, no es vertical y ahí es donde nos asombramos de lo que nos puedan decir. 

Tere: Pero eso es lo bonito también, ¿no? Pensar que el filósofo no es necesariamente una persona casi divina que lo sabe todo, es sobre todo una persona humana que debe tener primero que todo la humildad de entender que no solamente tenemos un ojo, eso me encanta y es de las cosas que intento cambiar en mis proyectos y lo que intentaré compartir en esta conversación que estamos teniendo nosotros tres de manera genuina, cariñosa y también esperemos que llana. 

Bueno, un poco por entrar a sus gustos… Luis, ¿Cuál es tu filósofo favorito y por qué?

Luis: Indudablemente Platón, también me gusta mucho la filosofía de Cassirer. De Platón la manera en la que desarrolla la filosofía en sus diálogos, siempre que lo leo y vuelvo a leer, la manera en la que hace las preguntas yo me doy cuenta que estoy del lado de los sofistas, que son de los interlocutores de Sócrates, pienso a veces como ellos. Además es muy bella la manera cómo escribe Platón y los problemas que trata. Ahí es cuando yo digo, esto no se ve en la escuela, está en estos libros que son súper importantes, se hace las preguntas fundamentales. Decía Whitehead, un historiador de la filosofía, que la historia de la filosofía no son más que notas a pie de página de lo que escribió Platón. Cassirer por el tema del símbolo y porque estudia los mitos desde una perspectiva filosófica. Finalmente, Albert Camus, que para algunos es una figura literaria pero que también tiene ensayos filosóficos, que fue un premio nobel de literatura, y la manera cómo escribe y trata los problemas filosóficos siempre me cautiva. Me familiarizo mucho con él. 

Tere: A mí también me encanta. Carmen, te toca, tus favoritos y por qué. 

Carmen: Es una pregunta porque la verdad yo quisiera mencionar otros nombres, como por ejemplo nombrarte a más mujeres, pero es un tema difícil porque en la universidad te enseñan el canon, y el canon es masculino. Inevitablemente mis primeros autores son hombres. Yo me he ido mucho por el lado de la filosofía alemana. El filósofo que más he leído se llama Martin Heidegger. El tiene una obra muy importante que se llama “Ser y tiempo” que justo habla de cómo somos tiempo, un ser de la temporalidad, un ser para la muerte. Además de él, ahora en mi posgrado me fui hacia Husserl que es un maestro de Heidegger que habla sobre la conciencia del tiempo. Recientemente he agregado a mi lista a Simone de Beauviour quien justo lo que hace es tomar la filosofía de Heidegger y aportar la perspectiva femenina que es la que a mí me hacía falta y que me da muchísimo gusto haberlo encontrado en ella. Son temas bien complejos, temas difíciles de entender, y me encanta cómo ella dice, “bueno este es el tema del tiempo, de la conciencia, de la existencia femenina”.

Tere: Tenemos que hacer algo Carmen con eso, un curso o algo porque estoy segura de que muchas mujeres nos apuntaríamos, es bien interesante. 

Oigan, vamos ya llegando al final y creo que la filosofía tiende a verse como algo aburrido o algo más bien pesado. A mí me gusta pensar que podemos verle también el lado del juego, creo que eso lo consiguen los mitos. Así que hablando del juego, juguemos un poco. Esto no va de pensamiento lento, va de pensamiento rápido. Yo les voy a decir una palabra y ustedes tienen que decirme lo primero que les venga a la mente cuando la escuchan. Vamos alternando, Carmen, Luis. ¿Listos?

Tere: Femenino.
Carmen: Mujer.
Luis: Carmen.

T: Luca.
C: Amor.
L: Mascota.

T: Orión.
C: Inesperado.
L: Estrella. 

T: Estética.
C: Arte.
L: Pintura. 

T: Hermanas.
C: ¡Uff!
L: Belleza. 

T: Zaratustra.
C: Nietzsche.
L: Montaña. 

T: Mérida.
C: Amor.
L: Calor.

T: Albatroces.
C: Origen.
L: Calle. 

T: Ética.
C: Necesaria.
L: Aristóteles. 

T: Familia.
C: Amor.
L: Carmen. 

Tere: Ya lo último… Hablando un poco del ejercicio de la humildad filosófica. Si tuvieran que recomendar un libro para iniciarse en la filosofía, ¿cuál sería? 

Carmen: Todos los diálogos de Platón. Creo que e suna manera muy amable de iniciar y te cuestiona todo.

Luis: Yo también diría que Platón. Recomendaría el diálogo del Fredo o la apología de Sócrates. También me gusta mucho el diálogo de Protágoras. 

Carmen: Creo que sí “La apología de Sócrates” porque es cuando es obligado a beber la Cicuta, y eso habla mucho del papel del filósofo y la muerte.

Tere: Pues con esto llegamos al cierre de esta primera conversación porque espero que hayan muchas más, porque el tema da para más y creo que podemos profundizar en muchos de estos temas. Muchas gracias a los dos.